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Memoria de hogar Pelontuwe

Pelontuwe significa lugar de la visión, ese nombre se acuñó por primera vez en la década del cuarenta del siglo XX por parte de las organizaciones mapuche. La idea que encerraba era la de contar con un subsistema de educación indígena que partiera con escuelas primarias en las comunidades, escuelas granjas, quintas agrícolas y por último con una escuela normal, contando para ello con profesores Mapuche bilingües.

La historia oral cuenta que las gestiones de los dirigentes permitieron conseguir un espacio en el fundo Trianon donde se emplazaría el proyecto Pelontuwe; sin embargo, una parte de la clase dirigente nacional como provincial vio en este tipo de propuestas un intento separatista que se contradecía con la educación pública para todo, por lo que aparte de denunciar y oponerse a este tipo de iniciativas lograron que se reorientará el proyecto hasta dejarlo como una escuela básica elemental, la que con el tiempo perdió su fuerza y quedó en el abandono. Ese espacio lo aprovechó la universidad de Chile quien ubico en esas dependencias su sede provincial, la que posteriormente será la universidad de la Frontera.

A mediados de los sesenta (1966) se conforma la Federación de Estudiantes Indígenas (FEI). Su demanda por educación exige contar con acceso a la educación superior y técnica, por lo que se piden becas y hogares para la permanencia del estudiantado mapuche en las ciudades con sedes universitarias. La memoria de quienes estudiaron en esa época en Temuko recuerda la organización, gestión y lucha que les permitió contar con el terreno que actualmente ocupa el hogar secundario, el (ex) indap y el actual Pelontuwe. Este proceso se vio favorecido por la ley 17.729 de 1972, la que estableció un fondo especial para este tipo de necesidades estudiantiles.

Durante el gobierno cívico militar (1973) se expropiaron estos hogares y los fondos se redujeron a lo mínimo. Parte de la infraestructura del hogar en Temuko se traspasó a Indap y otras dependencias (como la dirección de asuntos Indígenas, DASIN), el hogar quedó funcionando reducido a su mínima capacidad hasta dejarlo solamente para estudiantes secundarios. Hacia mediado de los ochenta no existía ningún hogar universitario mapuche en la IX región y la llamada beca IDI era más bien testimonial.  

Al volver los gobiernos civiles (1990) la presión y gestión del movimiento estudiantil mapuche denuncia la escasez de fondos y logra con el correr de la década de los 90 que la Conadi incrementara sus montos y los beneficiarios de la misma, sin embargo, el tema de los hogares había quedado pendiente en un momento en que la matrícula mapuche iba en aumento en la misma medida que la educación superior pública y privada.

Fue así como en la transición de siglos se focalizan las movilizaciones en los terrenos y dependencias que ocupa Indap en calle Las Encinas. La memoria indicaba que les habían pertenecido y expropiados arbitrariamente. Fue un proceso por momentos difícil y violento, pues las autoridades de la época no trepidaron en defender con la fuerza pública la propiedad, de las “tomas” reiteradas que hacían los estudiantes. Estos por su parte comprendieron en el proceso de negociación y de alianzas, que esos espacios, incluso los que correspondían a la UFRO, eran el espacio de un proyecto visionario mapuche que había sido frustrado, por lo mismo le llamaron con ese nombre, Pelontuwe, al proyecto de hogar y centro socio cultural que nuevamente re emergía por medio un proceso de recuperación de espacio, memoria y sentido.

            En la actualidad Pelontuwe es uno de un conjunto de hogares que de manera singular, aunque con propósitos similares, han surgido en la ciudad de Temuko. Todos representan un espacio que alberga una cantidad significativa de estudiantes Mapuche que se esfuerzan por estudiar en condiciones dignas de habitabilidad. Pero es importante destacar, que Pelontuwe es también un poderoso espacio del pueblo mapuche y de su juventud en la difusión, defensa y promoción de la cultura, el desarrollo y los derechos que les conciernen.

            En este quehacer con el paso de los años, la legitimación social y el uso permanente que se hace del mismo, es que las labores socio culturales van requiriendo de mejores condiciones de espacio, pues con lo que se cuenta actualmente se hace estrecho para su utilización óptima, como por ejemplo, en las ceremonias  comunitarias que acompañan los distintos tipos de encuentros. Por lo mismo es que los lotes que consideramos en comodato debieran permitir resolver en parte esta problemática, que con toda seguridad no sólo agradecerán los estudiantes y sus familias, sino todos aquellos que encuentran en Pelontuwe un lugar de acogida, recibimiento y respeto en el medio urbano de la ciudad de Temuko.

P. Mariman

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